Juez de San Luis Potosí extravió evidencia en caso de multihomicida de Tamuín, acusan familiares de víctimas
Por Redacción/ Animal Político
Sandra Campuzano, madre de una de las víctimas del presunto multiasesino, Filiberto Hernández, quien en 2014 confesó haber violado y asesinado a cuatro niñas y una mujer adulta, en el municipio de Tamuín, denunció que el Poder Judicial de San Luis Potosí extravió y no resguardó adecuadamente evidencia que permitiría juzgar al responsable del asesinar a su hija de 13 años.
Los familiares de las cuatro niñas y la mujer, que presuntamente fueron víctimas de Filiberto entre 2010 y 2014, advirtieron desde septiembre del año pasado que el exmilitar sería absuelto por el asesinato de Adriana, la hija de Sandra. Las acusaciones que el ministerio público presentó al juez, solo se sostenían por la confesión del exmilitar, quien alegó haber sido torturado días después de su detención, aunque el protocolo de Estambul que le fue practicado hace unos meses, no arrojó evidencia de tortura en él.
El Grupo de Apoyo por los Derechos Humanos y Equidad Social, que representa a las familias, ganó un amparo con el que se impidió que Filiberto fuera absuelto del asesinato de Adriana. Bajo esa misma tesis el exmilitar habría podido conseguir la absolución de los cinco asesinatos, y su libertad. La abogada Karla Micheel Salas explicó que, a dos años de su confesión, no se habían aportado más pruebas.
Con el amparo, un juez ordenó a la Procuraduría de San Luis realizar los peritajes correspondientes, no solo en el caso de la niña Adriana, a quien Filiberto detalló haber golpeado en la cabeza porque se resistió a la violación; también para los otros cuatro crímenes.
Filiberto Hernández tiene 46 años, se enlistó desde los 18 en el Ejército. Tras su detención en 2014, la Sedena informó a través de su XII zona militar, que Filiberto desertó el 14 de mayo del 2001. En Tamuín se dedicó a ser maestro de zumba y catequismo. Así conoció a algunas de sus víctimas.
Los restos de Adriana fueron recuperados el 11 de junio de 2011, tenía 18 días desaparecida. La hallaron en el mismo cañaveral, cercano a un camino de tierra, que Filiberto señaló a las autoridades cuando confesó dónde escondió a sus otras víctimas. Dulce Reyes tenía 9 años, Itzel Castillo 11 años, Rosa María Sánchez 15 años y Enaí Chávez Rivera 32 años.