¿Por qué el sismo dañó tanto la Cdmx? Fue su furia, el suelo y el fraude: especialistas de la UNAM
Por Redacción/Sin embargo
Tras la tormenta no llega la calma. Se erige la duda: ¿por qué hubo tantos daños materiales en la Ciudad de México tras el sismo de 7.1 grados del martes 19 de septiembre?
Para ingenieros y sismólogos de la UNAM, la causante de los estragos fue un coctel de circunstancias especiales que incluyen la locación y profundidad del epicentro sísmico; la intensidad de “las sacudidas” de la superficie tras el temblor; el tipo de suelo; el tamaño de las construcciones, además de las posibles violaciones a los reglamentos de construcción de la capital mexicana, que se prestan a la corrupción y el fraude en el desarrollo de vivienda.
Más allá de las causas naturales, para la máxima casa de estudios en México existe algo tan claro como el agua: los edificios construidos en los últimos años no deberían haber sufrido daños bajo el cumplimiento de los vigentes criterios de resistencia estructural.
“Los daños observados se explican mejor con la falta de observancia de las normas, más que por posibles deficiencias en el Reglamento de Construcción actual”, refiere una de sus investigaciones.
Ciudad de México, 1 de octubre (SinEmbargo).– El sismo del martes de la semana pasada dejó un saldo oficial de 11 mil 700 estructuras dañadas. Hasta ahora, al menos 500 de ellas tendrán que ser demolidas. No tienen reparo. Y el eco de la onda sísmica de 7.1 grados en la escala de Richter pervive entre preguntas: ¿Qué ocurrió el 19 de septiembre? ¿Por qué los edificios no aguantaron si el temblor no agravó tanto como el de hace 32 años? ¿Hubo deficiencias humanas? La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) responde.
De acuerdo con la máxima casa de estudios en nuestro país, es cierto. El terremoto de 1985 liberó 32 veces más energía sísmica que el del 19 de septiembre de 2017. Sin embargo, el reciente sismo, aunque a mayor profundidad [42 kilómetros más], ocurrió más cerca de la capital del país: 280 kilómetros más cercano que el de 1985.
Para los especialistas de la UNAM, el temblor del martes 19 fue atípico pero no extraordinario. Ello debido a que, en lugar de aflorar bajo las costas del Océano Pacífico porque dos placas tectónicas [la de Cocos y la de Norteamérica] chocaron entre sí –como es común, incluido el de 1985–, el movimiento telúrico se originó dentro de la Placa de Cocos [por debajo del Continente]. De ahí que fuera más profundo.
Circunstancias como estas hicieron que “las sacudidas en la Ciudad de México” fueran tan violentas, causando estragos en buena parte de la metrópoli. Y para los analistas de sismología e ingeniería de la UNAM, la causa de los daños registrados se debe a factores como la aceleración máxima del suelo producida por las ondas sísmicas [la intensidad de “las sacudidas”]; el tipo de suelo; el tamaño de las construcciones, además de las posibles violaciones a los reglamentos de construcción de la capital mexicana, lo que denota corrupción y fraudes en el desarrollo de vivienda en la capital del país.
Los especialistas plantean que, hasta el momento, no tienen indicios de que las fuerzas del diseño [es decir, los criterios de resistencia estructural] actualmente vigentes en el reglamento de construcción de la Ciudad de México se hayan excedido durante el sismo del 19 de septiembre de 2017. ”
“Por lo tanto, los edificios construidos en los últimos años no deberían haber sufrido daños”, afirman.
Pero, vamos por partes.
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