Las 12 horas de audiencia que borraron la sonrisa a Javier Duarte y dieron la revancha a la PGR
Por Redacción/Animal Político
En las 12 horas que duró la audiencia, Javier Duarte no pronunció más de cuatro palabras.
Vestido con el uniforme caqui de los presos en el Reclusorio Norte, el exgobernador de Veracruz escuchó el sábado en silencio el momento en que el juez decidió que había pruebas suficientes para iniciar un proceso en su contra por lavado de dinero y delincuencia organizada. Luego, solo bebió un poco de agua.
Fue un Javier Duarte distinto al de ocasiones anteriores. Lejos quedaron las sonrisas, señas y gestos de burla de las audiencias de su proceso de extradición de Guatemala transmitidas por televisión, o el protagonismo que tuvo en la audiencia inicial del lunes pasado en México, donde él mismo hizo más de 20 preguntas que pusieron en serios aprietos a los fiscales de la PGR.
La de ayer fue casi desde el inicio otra película, que no tuvo un final feliz para el exgobernador y sus siete abogados.
La Procuraduría General de la República, que en la audiencia inicial del lunes envió solo a tres fiscales, esta vez duplicó su fuerza: seis agentes del Ministerio Público entre ellos el propio subprocurador de Delincuencia Organizada de la PGR, Israel Lira Salas.
Completaba el equipo de los acusadores el representante jurídico de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda, quien tampoco había estado en la primera audiencia.