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Tocar a uno de nosotros es tocarnos a todos y contribuir a perpetrar un estado de descomposición, advirtió Javier Sicilia, líder del MPJD.
Un buen gobierno tiene la obligación ética, política y legal de garantizar la seguridad para que quienes defienden derechos humanos puedan ejercer su trabajo libremente, enfatizó.
Representar a víctimas de la violación de derechos humanos y del abuso del poder, y trabajar por la justicia y la paz no pueden ser considerados nunca actos antipatrióticos ni actividades que afectan u obstaculizan la gobernabilidad.
En mensaje al presidente Enrique Peña Nieto y al secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong, Javier Sicilia y decenas de organizaciones civiles y defensores de derechos humanos advirtieron que no se aceptará nunca que se calumnie, se criminalice, se persiga, se torture o se asesine a nadie, mucho menos a los defensores de derechos humanos ni a quienes han tomado el camino de la justicia, la paz y la no violencia.
“Tocar a uno de nosotros es tocarnos a todos y contribuir a perpetrar un estado de descomposición y de retorno a prácticas despreciables e indeseables para la democracia y la vida de una nación”, advirtió el dirigente del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD).
Al conmemorarse el quinto aniversario del inicio del Movimiento, luego del asesinato de su hijo, Javier Sicilia encabezó un evento en el q ue se hizo un enfático pronunciamiento de defensa de los defensores de derechos humanos, tras varias semanas de campañas de difamación y desprestigio en su contra.
Acompañado por defensores como el padre Alejandro Solalinde, Miguel Sarre, José Antonio Guevara, Clara Jusidman, Pilar Noriega, Jacobo Dayán, Omar Rábago, Eliana García, Perla Gómez y Ernesto López Portillo, entre otros, y ante cientos de integrantes de diversas organizaciones de sociedad civil, reunidos en el emblemático salón Digna Ochoa de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, Javier Sicilia dijo que un buen gobierno tiene la obligación ética, política y legal de garantizar la seguridad para que quienes defienden derechos humanos puedan ejercer su trabajo libremente.
“Representar a víctimas de la violación de derechos humanos y del abuso del poder, y trabajar por la justicia y la paz no pueden ser considerados nunca – menos en las circunstancias de violencia que vive México – como actos antipatrióticos ni actividades que afectan u obstaculizan la gobernabilidad. El sólo considerarlo es estar del lado del crimen y de formas dictatoriales y totalitarias inéditas y espeluznantes en sus consecuencias. Lejos de intimidarnos, nos fortalecen y nos unen en esta larga lucha contra la violencia, el crimen, la violación de los derechos humanos y por la justicia, la paz y la dignidad de México”.
Sicilia hizo referencia a los ataques contra el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, el Centro de Justicia Internacional, contra personas como Juan Méndez, Mariclaire Acosta, Miguel Sarre, Fernando Coronado, Pilar Noriega, Juan Carlos Gutiérrez, Alejandra Nuño, Sergio Méndez y Paulina Vega y la denuncia penal contra Emilio Álvarez Icaza, y dijo que todo ello no tiene otro objetivo que calumniar y desprestigiar a quienes han puesto al desnudo ante la comunidad internacional y ante nuestra nación las graves violaciones a los derechos humanos en México y se oponen a la política de seguridad militarizada que se puso en marcha desde la administración de Felipe Calderón.
Enfatizó que muchas de las organizaciones y personas ahí reunidas le dieron la voz el día de hoy para exigirle también al secretario de Gobernación que haga no sólo un reconocimiento público de la importante contribución a México de las y los defensores de derechos humanos y de las aportaciones que las organizaciones de la sociedad civil y las personas mencionadas e injustamente calumniadas y perseguidas, han hecho al Estado de Derecho y a la sociedad mexicana, sino que también detenga estas graves y reprobables campañas de hostigamiento contra ellos.
“De no hacerlo, su silencio, como máximo responsable de la política interna, constituirá una elocuente apología de las violaciones a los derechos humanos y de la legalización de un estado de excepción que no estamos dispuestos ni a aceptar ni a tolerar nunca. Porque buscamos justicia, defendemos a los defensores”, sentenció.
Al recordar el motivo por el cual se fundó el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, aseguró que el gobierno de entonces y los partidos no limpiaron filas y traicionaron “como siempre”, los acuerdos. Afirmó que la misma Ley de Víctimas y su comisión, único logro legal del Movimiento, ha sido como todas las instituciones democráticas mexicanas, cooptada por el gobierno y las partidocracias y ha resultado inútil para dar justicia a las víctimas.
Agregó que esta corrupción del Estado nos ha llevado a una descomposición casi exponencial del país y al retorno de viejas prácticas del priísmo en las que los gobiernos, incapaces de enfrentar la realidad, no sólo la niegan, sino que asesinan o calumnian y criminalizan a quienes develan la tragedia humanitaria que vivimos, protestan y proponen una salida al horror.
Al hacer uso de la palabra, el padre Solalinde dijo que al ser tiempo de Pascua y si Cristo resucitó, también es posible que México resucite. Destacó que es preciso hacer una convocatoria para pasar de los lamentos a la organización y trabajar por la justicia. Dijo que ello no se puede hacer con un gobierno corrupto que está lleno de victimarios que navegan con bandera de los derechos humanos. “Es preciso una estrategia para que en 2018 no pase esta dictadura cínica y mafiosa”.
A su vez, Miguel Sarre quiso hacer una interpelación; “ante estos ataques ¿dónde está una mujer importante para México, dónde estás Margarita Zavala?”.
Al final del evento, el pronunciamiento de Javier Sicilia recibió el apoyo de más de 140 personas y organizaciones.
TEXTO LEÍDO POR JAVER SICILIA