Todos vienen y prometen, pero seguimos en la misma: la vida de los desplazados de Aldama, Chiapas
Redacción/Animal Político
En las montañas de Chenalhó todavía viven más de mil personas en casas hechas de ramas y pedazos de plástico negro. Son las familias que desde junio de 2016 fueron desplazadas por un conflicto agrario en Chiapas.
Juan de Jesús de 10 años jugaba con una pelota afuera de su casa localizada en las Magdalenas Aldama, Chiapas, en el sureste de México. En ese momento empezó una balacera que terminó por alcanzarlo. Afortunadamente la bala no le pegó directo y “solo” le rebotó en el cachete derecho, por lo que la pudo contar.
Como en su pueblo no hay hospital, lo llevaron a uno de San Juan Chamula, aproximadamente a una hora de ahí, pero no había lugar y lo trasladaron al Hospital de las Culturas, en San Cristóbal, en donde lo operaron cuando habían pasado más de 24 horas.
Juan de Jesús es otra víctima del conflicto que Las Magdalenas Aldama sostiene por tierras con los pobladores del municipio vecino de Santa Marta Manuel Utrilla, desde 2016 y que en este 2018 tuvo algunos episodios, como la balacera donde resultó herido el niño.
Los habitantes de Santa Marta forzaron con violencia el desplazamiento de varias familias e incluso les quitaron sus parcelas. La violencia ha ido subiendo de tono y cada vez es más común escuchar balazos de armas largas en los alrededores.
Al día siguiente de la balacera donde Juan de Jesús resultó herido, todos los habitantes del pueblo se reunieron en la cancha de basquetbol municipal para informar sobre lo ocurrido y exigir al gobierno que interviniera y resolviera este conflicto.
Durante la reunión las mujeres se quejaron de no poder usar sus ropas tradicionales -una blusa roja bordada a mano con flores en colores vivos y una falda azul marino con brillos hecha en telar- por temor a que los vecinos las reconocieran como originarias de Las Magdalenas y las atacaran; mientras que los hombres lamentaron no poder regresar a sus tierras a sembrar.
“Alzamos la voz para pedir y exigir al gobernador, ya basta de la promesa y la mentira de una solución favorable. No queremos pleitos, queremos vivir en paz con las comunidades vecinas”, gritó en el micrófono Aurelio Sánchez, representante de los comuneros de Las Magadalenas.