A ocho años de la masacre en San Fernando, “ni perdón, ni mucho menos olvido”.
Redacción / Proceso
Sacerdotes, activistas y defensores de derechos humanos conmemoraron este martes el octavo aniversario de la masacre de 72 migrantes en una bodega abandonada del Rancho “El Huizachal”, del municipio de San Fernando, Tamaulipas.
El inmueble abandonado se localiza sobre una brecha a 20 kilómetros al oriente del libramiento de tráfico pesado, sitio donde los representantes de la Iglesia católica colocaron un memorial y unieron sus plegarias por el eterno descanso de los centroamericanos acribillados a balazos el 21 de agosto de 2010.
De acuerdo con información difundida por el diario El Mañana, los representantes del clero aseguraron que esa masacre “es el acontecimiento criminal fundante que mancha profundamente de sangre, muerte, miedo y vergüenza” al Estado mexicano.
“Todas estas personas masacradas, a pesar de la terrible criminalización que han sufrido, son personas maravillosas que en su caminar son portadores de universos culturales, profundo amor a sus familias”, apuntaron.