Políticos y líderes sindicales hacen de la función pública un negocio: casas, autos, lujos…
Por Redacción/Sin embargo
Oficialistas y opositores, de izquierda o de derecha, las fortunas que la clase política mexicana exhibe públicamente enciende la furia de la población. Sus patrimonios incluyen casas y departamentos en el extranjero, yates, autos y relojes de colección, obras de arte y abultadas cuentas de banco.
Los políticos, además, tienen prestaciones con cargo al presupuesto nacional, como ningún trabajador en México: autos, comidas, viajes, y seguros de gastos médicos mayores en hospitales privados.
Ciudad de México, 12 de noviembre (Infobae/SinEmbargo).- Político pobre es un pobre político, dice una frase popular en México. Por eso, líderes de partidos, funcionarios de alto nivel, diputados, senadores y hasta líderes sindicales han convertido su labor pública en un rentable negocio que les permite acumular propiedades, bienes y gustos caros.
Sus patrimonios incluyen casas y departamentos en el extranjero, yates, autos y relojes de colección, obras de arte y abultadas cuentas de banco.
A partir de que entró en vigor este año la ley conocida como #3de3, que los obliga a publicar su declaración patrimonial, es posible medir con cifras la magnitud de su riqueza. O al menos una parte de ella, porque hay quienes recurren al favor de la familia para transferir la propiedad legal de algunos bienes que reclaman como “no suyos”