Respuesta comunitaria a la pandemia, la gentrificación y al racismo en la Ciudad de México
Gloria Muñoz Ramírez/Desinformémonos
Ciudad de México | Desinformémonos. Hace más de 30 años llegaron cientos de ñäñho, también conocidos como otomíes, a la Ciudad de México. Desde entonces luchan por su reconocimiento como residentes de esta ciudad, luchan también por su derecho al trabajo, a la salud, la educación y una vivienda digna. El temblor del 2017 los sacó a la calle, y ahí los agarró la pandemia Covid-19, por lo que ahora no sólo enfrentan los desafíos cotidianos de vivir en un campamento en la calle (frente a lo que fue su vivienda), sino también la falta de recursos por no poder salir a vender las artesanías que son la base de su sustento.
Las familias otomíes viven en comunidad y en comunidad resuelven sus problemáticas. A partir de las medidas sanitarias que les impiden salir a las calles, optaron por darle vida al trueque, costumbre indígena en la que se intercambian productos sin dinero de por medio, y anunciaron que cambiarían despensas por muñecas Lele, hechas por ellas con telas y listones multicolores. También venden café, miel, bolsas, monederos y otras artesanías que elaboran en colectivo.