“Muertas en vida ya estamos”: la pandemia agrava la precariedad de madres de desaparecidos
Zedryk Raziel/Animal Político
Las mujeres, que iniciaron su protesta el 11 de mayo frente a una institución cerrada por la emergencia sanitaria, reclaman que la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas no les ha hecho entrega del apoyo de alimentación y vivienda desde el año pasado.
Como esa puerta ya no se abre, las mujeres pudieron colgar en todo lo ancho de la entrada de la Secretaría de Gobernación las fotos de sus familiares desaparecidos y los mensajes de que los devuelvan con vida, como se los llevaron. Enfrente, en una calle solitaria, sin tránsito, sin gente, armaron casas de campaña e instalaron un plantón que duró 12 días, en medio del silencio, sin más testigos de su protesta que los policías que resguardaban el edificio.
“¿Qué más da morirse en casa que venirse a morir aquí con la contingencia? Nos da lo mismo. De parto no nos vamos a morir, porque ya estamos viejas. Lo peor que nos pudo pasar, ya nos pasó. Muertas en vida ya estamos”, dice Margarita López Pérez, que lidera a un grupo de unas 20 madres de personas desaparecidas y que viajaron de Tamaulipas, Guerrero, Veracruz, Guanajuato y Michoacán.