México engaña una vez más a la caravana centroamericana
Carlos Martínez/elfaro
La primera caravana de 2020 fracasó. No consiguió recorrer Centroamérica como un éxodo granítico y masivo, ni alcanzar la frontera de Estados Unidos. El nuevo muro mexicano demostró ser eficiente y la mayor parte de los cientos de hondureños y el puñado de salvadoreños que llegaron a Tecún Umán y El Ceibo accedieron a subirse a autobuses de la migración mexicana para iniciar un trámite incierto. El gobierno de López Obrador ya ha anunciado que deportará a la mayoría.
El muro de la Frontera Sur se tragó a la última caravana. La extinguió, no dejó rastro de ella, la absorbió entera en un suspiro. Y anuncia que la deportará.
De las casi cuatro mil personas que partieron hace cuatro días de San Pedro Sula, en Honduras, no quedan sino migajas esparcidas en el mapa de Guatemala y algunas cuantas acechando errantes el sur mexicano, sin que nadie pueda llamarles ya caravana. México demostró ser el muro eficiente que prometió a la Casa Blanca de Donald Trump a la hora de contener la migración centroamericana.