Existiendo, orgullosamente, desde la locura
Víctor Lizama, facilitador de justicia para personas con discapacidad de Documenta
Los días 26 y 27 de julio tuvieron lugar en la Ciudad de México dos actividades de trascendencia para la comunidad que trabaja por los derechos en salud mental y en discapacidad, particularmente la psicosocial: el Primer foro mexicano de personas expertas por experiencia en salud mental y la Primera marcha del orgullo loco. Las actividades fueron gestionadas por SinColectivo, agrupación plural mexicana de personas expertas por experiencia, y por activistas en salud mental, derechos humanos, educación, arte y cultura loca.
México es un país en el que lo que se entiende por salud mental y cómo abordarla no han sido materia de debate público, por lo que ha predominado el enfoque de la psiquiatría biologicista y su consecuente implicación en el condicionamiento del ejercicio de derechos de las personas usuarias de los servicios.
La crítica a este estado de las cosas no ha pasado del campo académico y a lo más, a activistas por los derechos humanos. Las grandes ausentes, incluso en estos espacios críticos, han sido las propias personas diagnosticadas por la psiquiatría: locas, locos, neurodivergentes, personas usuarias, exusuarias y sobrevivientes de la psiquiatría, y personas con discapacidad psicosocial.
Las marchas del orgullo loco surgen en países occidentales, reivindicando el derecho a la locura desde los propios colectivos que han recibido la etiqueta diagnóstica de la enfermedad o trastorno mental, denunciando las prácticas de la psiquiatría y la patologización y criminalización que sufren las personas usuarias de los servicios: personas vulneradas en sus derechos, excluidas, abandonadas, violentadas por su divergencia psicosocial, por no adaptarse a lo socialmente exigido y normal, por no ser productivas; reducidas al simple rol de pacientes que deben tener conciencia de enfermedad y apego al tratamiento, que deben estar bajo medicación, así sea ésta impuesta, para contener potenciales peligros para sí mismas o para las demás, y para contener la cronicidad y degeneración asociada a la enfermedad.
SinColectivo es una agrupación de identidades y activismos diversos, más allá de cualquier diagnóstico o decisión sobre la salud mental de cada una de las personas integrantes. Hay personas usuarias, quienes se afirman desde los principios de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad como personas con discapacidad psicosocial, personas locas o neurodivergentes, personas sobrevivientes o en proceso de desmedicalización.
A partir del encuentro de esta diversidad en un colectivo es que surgen dos propuestas: un foro en el que una comunidad se hace visible y se expresa de viva voz como experta por experiencia, y no solo en el ámbito de la salud mental, sino también como profesionistas cuya condición les ha llevado al activismo; y una marcha que convoca a la sociedad –en especial a quienes han vivido la marginación y el estigma–, a evidenciar la exclusión y patologización que vive el colectivo de quienes han sido diagnosticados por la psiquiatría, cuestionando la propia definición de salud y enfermedad.
SinColectivo, de esta forma, vinculó la reflexión y el diálogo con la denuncia y la manifestación. Foro y marcha fueron espejos en los que quienes nos reconocemos como parte de este colectivo, nos miramos y decidimos andar juntas y juntos. Existiendo, orgullosamente, desde la locura.