Peña e Higa partieron un bosque, violaron tierra otomí y dejaron la carretera inconclusa, chueca
Daniela Baragán/Sin Embargo
Aunque el sexenio de Enrique Peña Nieto acabó, lo hecho durante esos años en materia de megaproyectos aún lo sufren pueblos indígenas, en este caso habitantes del Estado de México, región del país que aguantó dos gobiernos de Peña Nieto, el de Eruviel Ávila y ahora resiste al de Alfredo del Mazo. Todos ellos, del PRI.
Ciudad de México, 26 de junio (SinEmbargo).- La relación entre el ex Presidente Enrique Peña Nieto y el empresario Armando Hinojosa Cantú, dueño de Grupo Higa, no solo se limitó a la “casa blanca”. También incluyó una carretera en el Estado de México, en medio de un bosque habitado por otomíes.
Terminado el sexenio de Peña y sepultada la acusación de presunta corrupción por conflicto de interés entre él e Hinojosa, tres pueblos del Estado de México aún resisten a la construcción de la autopista Toluca-Naucalpan a cargo de Constructora Teya, filial de Higa.
Este proyecto, auspiciado por los gobiernos estatal y federal con Peña y Eruviel Ávila (hoy Senador del PRI) y del Banco Nacional de Obras (Banobras), les fue impuesto a través de un decreto expropiatorio hace cinco años. Así, la carretera significó la división literal de las tierras de siembra y de su bosque sagrado.
Ese decreto contempló un periodo en el que si el fin con el que las tierras habían sido expropiadas no se concluía, éstas deberían ser devueltas a sus dueños originales. Y aunque la empresa sostiene que la autopista ya está en un 90 por ciento, en un recorrido por los kilómetros de construcción el estado de la obra no muestra ese avance.
Es lo que queda de la dupla Peña-Higa: se propusieron construir una carretera en medio de un bosque, habitado por indígenas; sin consultaros, expropiando sus tierras.