El interminable trabajo en la narcofosa de Río Blanco, un “campo de extermino” de Los Zetas
Redacción/Proceso
RÍO BLANCO, Ver. (apro).- Es como una jornada laboral, día a día, desde que sale el sol y previo al atardecer.
Medio centenar de personas del colectivo Familias de Desaparecidos Córdoba-Orizaba; la Agencia de Investigación Criminal (AIC); la Fiscalía General de la República (FGR); policías estatales, ministeriales y peritos de la Fiscalía estatal suben-escalan medio kilómetro del cerro de Río Blanco, en la colonia Venustiano Carranza.
Allí, continúan con la exhumación de fosas clandestinas hechas por la célula delincuencial de Los Zetas.
El corte pericial al día de hoy indica la exhumación de 12 cuerpos, dos de ellos sacados este jueves.
Del total, 11 aún tienen tejido adherido al hueso, lo cual indica una temporalidad de mortalidad de entre 7 y 10 años atrás, es decir, en el período 2009-2012, la etapa inicial del sexenio del priista Javier Duarte (2010-2016) y la época de terror de Los Zetas en esta región montañosa de Veracruz.
Con binomios caninos, trajes de bioseguridad, machetes, palas, picos, cubrebocas, guantes, repelente de insectos y protector solar, la brigada mixta que exhuma cuerpos desde la semana anterior sube el cerro, entre piedras rocosas, árboles frondosos y caminos sinuosos, para continuar los trabajos en cuatro cuadrantes de 20 x 20 metros.
“El trabajo parece interminable. Tenemos puntos marcados aquí, pero también del otro lado en Los Sótanos (otra congregación de Río Blanco), en donde tenemos la certeza que también criminales enterraron a nuestros desaparecidos”, externa Araceli Salcedo, vocera del colectivo Familias de Desaparecidos Córdoba-Orizaba, quien desde septiembre del 2012 busca a su hija, Fernanda Rubí Salcedo, “levantada” por un comando en una discoteca de Orizaba.