Denuncian detenciones arbitrarias y separación de familias
Redacción / La Jornada
A los cerca de mil indocumentados hondureños que el Instituto Nacional de Migración (INM) internó en el albergue del recinto ferial mesoamericano y que consideran una extensión de la Estación Migratoria Siglo XXI, en realidad se los llevaron presos con mentiras
. Esa es la percepción de una mujer de la región de El Yoro, Elena Urbina, quien clama porque le devuelvan a su nieto, Dilman Josué Rodríguez.
Desde el viernes 19, cuando ingresaron a México, la familia de Elena, un grupo de 18 parientes, fueron separados. Cuando estaban en la fila sobre el puente internacional de Suchiate esperando un ingreso ordenado al país, las autoridades mexicanas empezaron a apurar a las mujeres con niños pequeños: “Nos dijeron ‘¡súbanse, no los vamos a llevar presos, allá los vamos a soltar, sólo es para que no estén sufriendo!’ Algunos les creyeron. Se fue mi hijo Víctor Rodríguez, de 22 años, con Dilman; mi sobrina Keyla Jahaira Cáceres con su pequeña Elizabeth, y su prima Dunia Yadira Cáceres con su hijita. Y todos están presos, si no, ¿por qué no nos dejan hablar con ellos?”
Elena intentó hasta las 11 de la noche saber algo de sus familiares en el recinto ferial. No le dieron ninguna información, no le dejaron a hablar con ellos, mucho menos le entregaron a sus nietos.