¿Quién desaparece al “cerillo” de una tienda, de 16 años? Pues pasó. La madre lo busca hace 7 años
Por Redacción/Sin embargo
Cosme Humberto trabajaba como empacador de una tienda en Torreón, Coahuila. La tarde del 5 de mayo de 2011, el menor fue a comprar ropa a una tienda y desde entonces no se sabe nada de él.
Marisela, la madre, no ha dejado de buscar a su hijo aunque las autoridades, lejos de ayudarla, la tratan de desanimar: primero le dijeron que él se había ido por su voluntad sin darle mayores argumentos y, a la fecha, no le han dado avances del caso.
Ciudad de México, 7 de mayo (SinEmbargo).- Cosme Humberto Alarcón Balderas tenía 16 años la última vez que fue visto por sus padres en Torreón, Coahuila. Salió del trabajo, fue a una tienda y ya no se supo más de él.
Este 5 de mayo se cumplieron siete años de la búsqueda que su madre Marisela Balderas emprendió para dar con su paradero ante la “indolencia” de las autoridades. Y esa lucha le ha traído el deterioro de su salud y el divorcio.
Cosme cursaba el primer semestre en la preparatoria técnica y laboraba, medio tiempo, como “cerillo”, en la tienda City Club. El dinero que ganaba lo usaba para pagar sus estudios y ayudar a sostener a su familia
“Era un joven con ilusiones, con muchas ganas de vivir. Deseaba ser ingeniero en maquinas y herramientas, esa era su mayor ilusión”, comenta la señora Marisela.
Era un jueves. No hubo clases por ser feriado. A las tres de la tarde Cosme Humberto salió de su casa rumbo a la supermercado ubicado a 15 minutos de su hogar.
“Yo le marcaba [a su trabajo] y le preguntaba cómo estaba, me mantenía al pendiente. Esa vez él contestó que estaba bien: Me dijo: ‘estoy aquí en el trabajo, estoy ocupado, permíteme’”, recuerda la madre.
Dieron las cinco de la tarde. Una prima de Cosme llamó a Marisela para decirle que el joven aparecía conectado en Facebook. Marisela insistió, pero no obtuvo respuesta de su hijo mayor.
Avanzó el día. A las 6:30 de la tarde, el adolescente tomó la llamada de su mamá:
–Mamá, estoy ocupado –recuerda Marisela que fueron las últimas palabras que escuchó de Cosme.
Habitualmente, el chico entregaba las ganancias a su familia, salvo cuando tenía gastos de escuela . En esa ocasión le comentó a su madre que no podría cederle el dinero porque quería comprarse una camisa y, de paso, avisó que llegaría a su vivienda a las 8 de la noche –un poco más tarde de lo usual–, ya que primero iría por la prenda.