Pacientes con VIH Sida de Cancún, en riesgo de quedarse sin tratamientos a causa de la violencia y discriminación
Por Redacción/Animal Político
El Centro de atención para personas con VIH Sida de Cancún fue saqueado y sus pacientes han sido asaltados, amenazados y discriminados. La Comisión de Derechos Humanos estatal emitió una medida precautoria para que las autoridades garanticen el derecho a la salud de los pacientes.
Desde hace ocho meses, el Centro Ambulatorio para la Prevención y Atención de Sida e Infecciones de Transmisión Sexual (CAPASITS), al norte de Cancún, Quintana Roo, quedó a expensas de la delincuencia. Tras la reubicación del Hospital General, Jesús Kumate, que se encontraba contiguo al Centro, la vigilancia en la zona disminuyó y la incidencia delictiva incrementó.
Pacientes, personal y las instalaciones del CAPASITS han sufrido asaltos y saqueos. Los afectados dicen que desde el cambio de domicilio del Hospital General, en marzo de 2017, la inseguridad se acentuó con la disminución del flujo de personas y el cierre de los negocios que estaban alrededor.
El CAPASITS atiende alrededor de mil 500 pacientes con VIH/Sida y otras enfermedades de transmisión sexual, los cuales desde octubre pasado además de los asaltos, denuncian ser víctimas de amenazas y hostigamiento.
En entrevista para Animal Político, Nicole Finkelstein, directora de AIDS Healthcare Foundation (AHF) -organización internacional de lucha contra el Sida que otorga el 60 % de los recursos económicos para los tratamientos en el CAPASITS- explica que la reubicación del Hospital Regional se dio sin previo aviso y nadie les explicó por qué el CAPASITS continuaría en el mismo lugar.
“Los responsables del cambio del Hospital Regional solo se llevaron lo que sí servía y lo demás lo dejaron abandonado. Quedaron residuos biológicos, muestras de sangre, de orina, órganos y material o equipo médico que ya no funciona”, cuenta Nicole.
De acuerdo con su testimonio, en octubre de 2017, meses después de la reubicación del Hospital Regional, la delincuencia creció en la zona e inició el robo de tuberías y cables en el CAPASITS, lo cual provocó que los servicios de luz y agua fueran intermitentes. A pesar de que se reportaron los hechos en aquel momento, las autoridades hicieron nada para revertir la situación.