Norma Andrade: 17 años de exigir a tres presidentes “sordos” (Fox, FCH y Peña) justicia para su hija

Foto: SinEmbargo
Por Redacción/Sin Embargo
Lilia Alejandra García fue asesinada en febrero de 2001 en Ciudad Juárez, Chihuahua. Su madre, Norma Esther Andrade, lleva casi dos décadas –tres sexenios con tres presidentes, cuya “sordera” no ha ayudado– buscando justicia y en el camino ha sufrido dos atentados en contra de su vida, engaños de funcionarios públicos de todos niveles y, también, ha ayudado a otras familias a las que a sus hijas han privado de la vida.
La mujer que pasó de ser una profesora a una defensora de los derechos humanos reconocida, incluso, a nivel internacional, lo que no le ha valido justicia. Hoy busca que el caso de su hija llegue a la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, pues ya no se trata sólo de un asunto personal.
“Quiero obligar al Gobierno a que haga algo porque a sabiendas de quiénes son los asesinos no está haciendo nada. Quiero que cuando menos el Estado se comprometa a atender a los huérfanos sin importar la edad que tengan”, sostiene.
Ciudad de México, 1 de marzo (SinEmbargo).– Norma Esther Andrade emprendió una intensa búsqueda de verdad y justicia tras la desaparición y asesinato de su hija Lilia Alejandra García, en Ciudad Juárez, Chihuahua. Su lucha se ha alargado por 17 años en los que ha sufrido amenazas, atentados de muerte y desplazamiento; ha visto entrar al cargo a tres diferentes presidentes de la República –dos del PAN y uno del PRI, todos ellos con “sordera”–, cuatro gobernadores y al menos seis distintos alcaldes, todos con promesas, pero jamás ha visto justicia.
Norma se convirtió en una de las activistas más notables del país, incluso reconocida internacionalmente, por la fuerza que ha mostrado en el extenso camino en busca de que el crimen de su hija no quede impune y en la ayuda que brinda a otras madres que padecen su mismo dolor. Sin embargo, la activista ha perdido la esperanza en las instituciones mexicanas para lograr justicia para su hija.
La apuesta de la defensora está en las instancias internacionales, junto con sus abogados esperan que la Comisión Internacional de Derechos Humanos (CIDH) se pronuncie y de un informe de fondo para ir a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Pues su objetivo y anhelo es obligar al Estado mexicano a mejorar sus protocolos para prevenir e investigar feminicidios y forzarlos a que reparen el daño con atención integral a los huérfanos de las mujeres víctimas del feminicidio, platicó en entrevista con SinEmbargo.
SE LA ROBARON
“Mamá, ¿me prestas dinero para la ruta?”, preguntó Lilia Alejandra a Norma antes de salir de casa rumbo al trabajo.Son las últimas palabras de su hija que recuerda Norma Esther Andrade. Era la madrugada del miércoles 14 de febrero de 2001.
Lilia Alejandra García Andrade tenía 17 años de edad, era madre de dos bebés, estudiaba la preparatoria abierta y trabajaba en una maquiladora ubicada en las calles Ejército Nacional y carretera Panamericana, en la fronteriza Ciudad Juárez.
El rastro de Alejandra se perdió cuando salió de su trabajo a las 19:30 horas de ese miércoles. Debía atravesar un lote baldío –situado frente a una plaza comercial– para llegar a la parada del camión que la llevaría de vuelta a casa.
Una vendedora de elotes, que declaró que Alejandra era su cliente, dijo que la joven no arribó a la parada de autobús.
Norma realizó la pesquisa porque desde que reportó la desaparición de su hija recibió un “trato insensible y omiso” por parte de las autoridades: primero el Ministerio Público la regresó porque no habían transcurrido 24 horas para denunciar y después – cuando aceptaron levantar la denuncia-, le respondieron que sólo serían solo dos ministerios quienes intentarían localizarla porque tenían cientos de personas desaparecidas, según ha denunciado la mujer a lo largo de estos años.
Siete días después de la desaparición, el cuerpo de Alejandra fue encontrado envuelto en una sobrecama gris con estampado de flores en el terreno urbano frente a la Plaza Juárez Mall. El cadáver estaba semidesnudo y con huellas de tortura: la menor fue atada de manos, violada de manera tumultuaria y estrangulada.