Jesús Romero, el monaguillo que consiguió la primera sentencia en la CDMX contra un cura pederasta
Por Redacción/Animal Político
Por primera vez en la CDMX, un juzgado impuso una sentencia de 63 años de cárcel contra un sacerdote católico por abusos sexuales. Jesús Romero, la víctima, narra a Animal Político los años de calvario que vivió hasta conseguir la condena contra el cura.
Desde que era niño, a Jesús Romero le gustaba acompañar a su madre todos los domingos a la parroquia de San Agustín de las Cuevas; una pequeña iglesia del siglo XVI, ubicada en la delegación Tlalpan, al sur de la Ciudad de México.
A diferencia de sus amigos, que estaban más interesados en jugar al futbol en la plaza que hay frente a la parroquia de estilo colonial, a Jesús le llamaba la atención la liturgia de la misa y todas esas imágenes que colgaban de paredes con representaciones de santos, vírgenes y arcángeles.
Así que cuando el cura Carlos López Valdés comentó a los feligreses tras el término de una misa que necesitaba niños que lo ayudaran a servir en el altar, Jesús no lo dudó: le dijo a su madre que quería ser monaguillo.
-Ir delante de la procesión con el incensario era algo que me hacía sentir muy especial. Y además, mi madre era la mujer más feliz del mundo, porque yo estaba ayudando a un hombre de Dios –cuenta Jesús en entrevista con Animal Político.
Muy poco después de empezar como monaguillo, el cura Carlos López inicia una relación de amistad con sus padres, y les pide que lo dejen ir con él a una casa de campo que tiene en Cuernavaca.
Allí, aunque el menor no es plenamente consciente en un inicio, se produce el primer abuso sexual: el sacerdote lo convence con artimañas para que duerma en su cama y sobre las tres de la madrugada comienza a tocarle los genitales.
-Me quedé paralizado, sin poder procesar lo que estaba pasando. Así que el único escape que tomé fue pensar que él estaba dormido y que todo había sido un error.
Aquella noche de 1994, Jesús tenía 10 años. El cura, casi los 50.