El Estado desapareció la agenda de los jóvenes, y son a los que más matan, los más desempleados
Por Redacción/Sin embargo
La agenda de los jóvenes está desaparecida para el Estado, concuerdan politólogos y estudiosos de las culturas juveniles en México. Y lo que necesita nuestra nación para impulsar a las juventudes son políticas de Estado, no sexenales, que tengan continuidad y formen parte de un proyecto nación. No obstante, es no ha sucedido aún, comentan.
¿Qué necesitan los jóvenes para salir adelante? –preguntó SinEmbargo. Para los analistas, existen tres necesidades elementales: Uno, pasar del paradigma de la instrucción escolar a la educación entendida como el conjunto de valores de identidad y de cambio sociales. Dos, empoderar a los jóvenes e incluirlos en el proyecto social para darles oportunidades dignas de desarrollo. Y tres, impulsar el activismo y la participación en sociedad, para generar en ellos un sentido de pertenencia a partir de las necesidades sociales.
SinEmbargo analiza en cuatro entregas la realidad que enfrentan 30.6 millones de jóvenes en México, 25.7 por ciento de la población, y la brecha de carencias y oportunidades que los margina día con día.
Ciudad de México, 13 de febrero (SinEmbargo).- México ha caído en una espiral de abandono sistemático de sus juventudes, que de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), componen la cuarta parte de nuestra población. Para politólogos y estudiosos de las culturas juveniles, hay tres factores indispensables que nuestra sociedad y su Estado han fallado en aportar a las nuevas generaciones: valores de identidad o educación; oportunidades dignas de desarrollo; y un sentido de legitimidad para con la autoridad que los aleje de malos pasos.
En un texto anterior, SinEmbargo abordó el tema de la circunstancia actual de los jóvenes y encontró, a partir del análisis de especialistas, que los problemas fundamentales de las y los jóvenes mexicanos tienen que ver con carencias estructurales ligadas a la marginación social, y con los conflictos correlativos de identidad con la estructura social, más allá de su entorno de vida inmediato.
El gran problema de este país, en ese sentido y en términos de política pública, “es que nunca se tomaron las decisiones y nunca se consideró como una política de Estado que estamos en el momento de mayor repunte de la población menor de 29 años –lo que se conoce como bono demográfico–”, dijo en entrevista la doctora Rossana Reguillo Cruz, coordinadora del Programa Formal de Investigación en Estudios Socioculturales de la Universidad Jesuita de Guadalajara.
“Habiendo la oportunidad de pensar una política para que cuando llegara ese crecimiento demográfico tuviéramos suficiente infraestructura para generar educación y empleo, no se hizo”, explicó.
Por ello, señaló que el gobierno debe de hacer una inversión millonaria para crear condiciones de acceso a una vida digna para las juventudes. No obstante, ello requiere de políticas verdaderas de Estado, en lugar de meras políticas sexenales.
Ver nota completa