Desplazados por la violencia en Ciudad Juárez buscan refugio en Estados Unidos
Por Redacción/Anima Polítco
Mariana y su familia fueron amenazadas por el líder de un grupo criminal en Ciudad Juárez, por lo que decidió huir de la violencia, y desplazarse hacia EU.
El 6 de febrero de 2016, Mariana fue secuestrada por su expareja, Jesús Rodríguez, líder de la banda criminal Los Mexicles, brazo armado del Cártel de Sinaloa.
Rodríguez, quien purgaba una condena de 250 años por secuestro en el Cereso estatal número 3, retuvo y golpeó a Mariana dentro del reclusorio. La joven logró salir cuando su madre denunció el caso ante los medios de comunicación.
Durante meses, Mariana y su familia habían sido amenazadas por el líder de los Mexicles. Después del secuestro, Mariana evidenció la corrupción existente dentro del penal, pues varios reos gozaban de privilegios; sin embargo, ni la Fiscalía General del Estado ni la Fiscalía de Género en Chihuahua lograron garantizar la seguridad de Mariana y su familia. Fue entonces cuando decidieron huir del país.
Mariana cuenta que cuando llegó al cruce internacional con Estados Unidos, le brindaron todo lo necesario para ella y su bebé, sin embargo, a los días siguientes la mantuvieron detenida durante ocho meses en el campamento del Servicio de Inmigración y Control de Aduana (ICE, por sus siglas en inglés) de El Paso, Texas.
Cuando la dejaron salir, le colocaron un brazalete electrónico para vigilar sus movimientos; se mantuvo con el dispositivo durante 15 meses, hasta que el abogado Carlos Spector, de la asociación Mexicanos en Exilio, llevó su caso a la corte de inmigración y lograron que el dispositivo de vigilancia fuera removido.
Desde que Mariana ingresó a Estados Unidos, Mexicanos en Exilio atrajo su caso logrando que ella y su madre entraran dentro del programa de la Convención Contra la Tortura, que les permite vivir en Estados Unidos, tener acceso a seguro social y un permiso de trabajo. No obstante, estos beneficios no son permanentes.
Vivir en el exilio no ha sido sencillo para Mariana. “Yo me siento muy rara porque no pertenezco aquí, pero tampoco puedo estar en mi país”, relató.