Él es Moisés Sánchez, el reportero desaparecido en Veracruz que hace periodismo con su sueldo de taxista
Compañeros del periodista Moisés Sánchez, quien lleva desaparecido 11 días luego
de un grupo armado lo sacara a la fuerza de su vivienda en el municipio de Medellín,
coinciden en señalar la labor del comunicador como “fundamental”, a pesar de las
declaraciones del gobernador Javier Duarte asegurando que sólo se trata de un “conductor
de taxi”.
ENERO 13, 2015 Manu Ureste (@ManuVpC)
Al otro lado del hilo telefónico la voz de Jorge Sánchez suena relajada, liviana.
“Ya salimos de dudas”, dice con un suspiro y como si acabara de quitarse del pecho
un enorme peso, aún cuando su padre, el periodista veracruzano Moisés Sánchez y
director del semanario La Unión, lleva desaparecido desde el 2 de enero; día en
el que un grupo armado entró a su casa y se lo llevó en una camioneta.
A continuación traga saliva, y con un ritmo de plática entrecortado por las interferencias
de la línea explica que acaba de salir de la Unidad de Servicios Periciales, en
Xalapa, donde se realizaron pruebas de ADN a tres cuerpos encontrados en Soledad
de Doblado el pasado lunes 5 de enero.
“Hubo un rumor fuerte aquí en Veracruz, de que ya habían encontrado a mi papá
y que estaba muerto. Pero acabo de ver los cadáveres en la morgue y no es él –vuelve
a suspirar, aliviado-. Así que seguimos con la esperanza puesta en Dios de que
pronto aparecerá vivo”.
A pesar de la esperanza, los resultados de la investigación por parte de las autoridades
de Veracruz son prácticamente nulos –
13 policías arraigados
mientras se realizan las pesquisas es todo el balance hasta ahora-. Y a once días
de la desaparición forzada del periodista, aún no hay responsables por lo sucedido
ese 2 de enero en el municipio de Medellín de Bravo.
Aquel día, sobre las siete y media de la tarde, Jorge cuenta que su padre estaba
durmiendo cuando cuatro vehículos –dos coches blancos, otro rojo, y una camioneta
negra- llegaron a la calle donde la familia tiene su domicilio en Medellín, ubicado
a menos de 20 kilómetros de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río.
“Eran por lo menos nueve personas con el rostro tapado –relata el hijo del comunicador
y también activista social-. Entraron rompiendo puertas y armados con metralletas.
Revisaron papeles, cogieron algunas cosas, y preguntaron a mi madre que dónde estaba
Moisés. Pero en ese momento ella estaba en shock y no pudo decir nada”.
Finalmente, los encapuchados encuentran al periodista en su habitación.
Todo transcurre rápido
En plena tarde, con vecinos aún en las calles, y con una impunidad que insulta.
“Sólo lo agarraron y se lo llevaron”, lamenta Jorge, que denuncia que a pesar
de las llamadas la policía de Medellín tardó horas en llegar en auxilio de su padre,
y que cuando lo hizo fue para informar a la familia que “ya no podían hacer nada”
al respecto.
Moisés sale a la calle sin gritos, sin oponer resistencia. Sabe que un error en
ese momento puede resultar peor para él y su mujer. “Cuando se lo llevaron –cuenta
Jorge-, mi madre dice que lo único que mi padre alcanzó a decir fue que no le hicieran
daño a la familia. Nada más”.
Junto con el periodista, los encapuchados también se llevan su cámara fotográfica,
su laptop, su celular, y su tablet. Algo que la familia apunta como “un claro indicio”
de que tras la desaparición forzosa del periodista está la mano del alcalde de
Medellín, el panista Omar Cruz Reyes, quien habría amenazado al comunicador tres
días antes de los hechos,
según denuncian la organización defensorade la libertad de expresión, Artículo
19, la
Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), y el propio Jorge Sánchez.