Este micrositio es un homenaje al fundador del Centro Nacional de Comunicación Social, José Álvarez Icaza Manero (Pepe como le decían cariñosamente quienes lo conocían). Quien dedicó su vida a fortalecer, promover y defender los derechos humanos en México a través de la libertad de expresión.
Pepe Álvarez Icaza persona visionaria y comprometida, cuyo legado continúa inspirando a nuestra organización y a quienes trabajamos por un mundo más justo y equitativo. A través de esta página, queremos honrar su memoria y celebrar su vida y logros, compartiendo su historia y su impacto en nuestra comunidad.
Nací el 21 de marzo de 1921 a las doce horas. Fui el quinto hijo de mis padres, los Álvarez Icaza [...] Pasaba mi niñez jugando con una capillita que tenía. Mis papás me hicieron los ornamentos de padre y yo me limitaba a pasatiempos religiosos, fundamentalmente. Mi abuelo me llevaba a la Minerva, que era una celebración eucarística en la Catedral de México. Mis tíos también se preocupaban mucho de que yo tuviera una vida religiosa. Me la pasé fundamentalmente en un ambiente muy religioso, tanto por mis padres como por mi abuelo y mis tíos.
En Ingeniería estuve de 1939 a 1943. [...] Un poco antes de que yo entrara empezó a funcionar un grupo que se llamaba Los Conejos. Era un grupo que participaba en las elecciones estudiantiles y, para tener más eficacia, éramos secretos, nadie sabía quién era Conejo, no teníamos una apariencia y un frente público, todo era entre nosotros, lo cual nos permitía hacer alianzas con muchas gentes y hacer muchas diabluras.
Nosotros buscábamos no tener mucha dependencia jerárquica, procurábamos tener ciertas discreciones para poder hacer una serie de cosas que no se podían difundir y, por esa actitud de discreción y de cierta no apariencia, nos pusieron los muchachos el nombre de Conejos, porque éramos misteriosos y pendejos. Con este término nos distinguían de los muchachos que dependían de los jesuitas para hacer política
El 4 de diciembre de 1963, durante la segunda sesión del Concilio Ecuménico Vaticano ii, se promulgó el Decreto sobre Medios de Comunicación Social en el que se determinó la necesidad de crear, en todos los países, un centro nacional de dichos medios para la Iglesia, esto es, oficinas nacionales de prensa, cine, radio y televisión con la finalidad de cuidar la recta formación de la conciencia de 1921-1969 los fieles sobre el uso de este tipo de instrumentos y para estimular y organizar el trabajo de los católicos en este campo.
Por tanto, el 22 de junio de 1964, formalmente creamos por inciativa propia y con nuestros recursos el Centro Nacional de Comunicación Social (Cencos), como órgano oficial de comunicación social del Episcopado Mexicano.
Con ella presidi el Movimiento Familiar Cristiano y otras organizaciones de inspiración cristiana. Primero nos eligieron como presidentes de la capital, luego nacional, después pasamos a ser presidentes latinoamericanos; luego nos encontramos con que había The Christian Family Movement, que en Estados Unidos y Canadá era muy fuerte; y que también tenía presencia en países de habla inglesa en África y en Asia; supimos de la Obra Apostólica Familiar en España, del Equipo de Caná en Irlanda y en la Isla de Malta, que en Inglaterra había otro grupo, y así nos fuimos contactando.
Esta actividad resultó clave para que, en marzo de 1965, fueramos nombrados auditores laicos del Concilio Ecuménico Vaticano ii.
En 1977, cuando nos disponíamos a realizar en Cencos una conferencia de prensa en apoyo de los trabajadores de la UNAM que por vez primera planteaban un movimiento de huelga, y que ningún grupo se animaba a acogerlos porque se consideraba muy peligroso, cayeron sobre nuestra sede para impedir el desarrollo de la conferencia, 200 policías fuertemente armados, acompañados de cargadores que se incautaron y se llevaron nuestras máquinas y equipos de impresión y nuestros archivos. Nuestra sede fue clausurada con sellos oficiales durante 45 días y 11 de nuestros colaboradores fueron detenidos. Cuando el propio jefe de la policía interrogó a uno de éstos, confirmamos que nuestro trabajo había tocado zonas en las que el gobierno no permitía más incursión que la suya y de nadie más, pues esto representaba peligros potenciales para la perpetración de sus dominios y poderes.
En abril de 1980, junto con él Dr. Rodrigo Medellín, realizamos una asesoría para presentar el caso de la Huasteca ante el Tribunal Roussel, Tribunal sobre los Derechos de los Pueblos Autóctonos de las Américas. Elaboramos un documento titulado “La represión a los núcleos indígenas de la Huasteca hidalguense en la República Mexicana” que presentaron a la instancia internacional. En este señalamos:
“Desde hace algunos años, promotores indígenas de la región y periodistas vienen ayudando a los indígenas campesinos, para que hagan llegar a los medios de comunicación social las denuncias de las agresiones de que se les hace objeto. Cencos incluso ha extendido credenciales de prensa a varios campesinos de la zona, que así se convierten en veraces y calificados reporteros de las represio- nes que se multiplican en la región.
La prensa nacional, pero especialmente los periódicos Uno más Uno, Excélsior, etc. y la revista Proceso, dedican con mucha frecuencia, reportajes a la represión de la huasteca hidalguense".
No te pierdas la oportunidad de conocer más acerca de esta fascinante historia en el libro “José Álvarez Icaza Manero, Una herencia extraordinaria”. Con él, podrás adentrarte en detalles y datos que no pudimos incluir en este micrositio, y descubrir nuevas perspectivas y enfoques sobre su vida.
¡Gracias por visitar nuestro micrositio! Esperamos que haya sido una experiencia informativa y agradable para ti. Si tienes alguna pregunta, comentario, o testimonio no dudes en ponerte en contacto con nosotros. Té recordamos que este espacio es una mirada colectiva sobre la vida de Pepe Álvarez Icaza.